19 diciembre 2010

El simbolismo de la Navidad

No hay duda de que la Navidad es hoy, y siempre lo ha sido, una época de celebraciones con una dicotomía entre el enfoque teológico y los verdaderos principios místicos, una mezcla de tradiciones muy queridas y sagradas con actos tan vanos como el de dar regalos, sin desmerecer el hecho simbólico que esto representa.

La época de invierno refleja una cósmica propicia para celebrar el nacimiento del héroe o Mito solar. Los romanos celebraban el Natalis Solis Invicti (Nacimiento del Sol Invencible), costumbre que también adoptaron los persas con su dios Mitra.

Cuando la Gran Hermandad Blanca de Egipto estableció que el día y la hora del solsticio de invierno era el período cósmico del nacimiento de los Avatares, proclamaron lo que habían observado, basados en el principio de la reencarnación, los ciclos cósmicos de la vida y las leyes cósmicas de la evolución. La razón pragmática para que la cristiandad escogiera el 25 de Diciembre como el día del nacimiento de su Cristo, se basa en la creencia de que el Mesías debió haber sido concebido en la primavera, época en que todo florece y renace, cuando los días y las noches tienen la misma duración, entonces debió haber sido en esta época cuando se concibió el nuevo Cordero Pascual, por lo tanto el 25 de Diciembre simboliza la llegada de la Luz del Mundo. Por lo que los Mensajeros o Hijos de Dios nacieron, nacen y nacerán alrededor del 25 de Diciembre, siendo también notable que todos ellos nacieran de vírgenes.

Pero la fecha verdadera del nacimiento de Jesús, según la tradición de los pastores, ocurrió a inicios de la primavera, originalmente se celebraba en Abril o Mayo, sólo fue en el siglo V cuando por las razones antes mencionadas se traslado al 25 de Diciembre.

Muchos Avatares que vinieron antes que Jesús, nacieron alrededor del solsticio de invierno, Buda, hijo de la Virgen Maya, Horus, hijo de Isis la Reina del Cielo, Osiris nació de Neith, incluso en la mitología griega, Hércules nació en la noche de la Trinidad Santa en el solsticio de invierno, en donde las luces en el cielo se reflejaban en forma de triángulo. Baco o Dionisos, nació también de una virgen al amanecer de un 25 de Diciembre, Adonis en una cueva de Belén, la misma en la que luego nació Jesús, ya que esta cueva fue utilizada para su nacimiento por muchos avatares, por esto se explica de que los Reyes Magos supieran a donde dirigirse.

Pero estos datos históricos no tienen tanta importancia sino la correlación de hechos reales con una Gran Verdad, que es la llegada al mundo de un Salvador, cada vez que su presencia es necesaria, trayéndonos un mensaje de amor y de paz. Es por eso que debemos enfocar los rituales de Navidad tratando de encontrar un punto de iluminación, conociendo lo que sucedió antes podemos ver el largo trayecto de nuestra jornada. La Navidad no es solo el nacimiento del Niño Divino, es el nacimiento simbólico de la conciencia Crística, de la Iluminación, del deseo de hacer el bien en cada uno de nosotros.
Información encontrada en la página “Los Buscadores de la Verdad”
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