Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir
de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las
comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban
pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables,
donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos,
sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas
que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos
inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos, que tratan de
desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y
logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera
la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los
títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa.
Sin muchas golosinas en el paquete.
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y
la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la
pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón
de las personas.
Gente a quien los golpes duros de la vida, le
enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí. tengo prisa. por vivir con la intensidad que
sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las
golosinas que me quedan.
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que
hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con
mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de
cualquier manera llegarás.
Mario de Andrade